Antonio Mosso, el primer párroco de Leones

Por Prof. Margarita Mollar (*) | Especial para Muhli

El 1 de setiembre de 1910, el párroco del Curato de Marcos Juárez, presbítero Leopoldo Buteler, puso en posesión de la capellanía Nuestra Señora del Rosario al presbítero Antonio Mosso, último capellán y primer párroco de Leones, quien ejerció su sacerdocio hasta el 31 de julio de 1921, usufructuando dos períodos de licencias motivadas por viajes a Roma.

Durante el trayecto ministerial de Mosso se realizaron los trámites pertinentes para ascender a esta capellanía a la categoría de parroquia, siendo la principal causa aducida -además de la importancia que iba adquiriendo Leones para ser merecedor de esta distinción- el hecho de que los curatos estaban recargados por la densidad de su población y su extensión.

Así lo comprendió oportunamente el obispo de Córdoba, monseñor Dr. Fray Zenón Bustos y Ferreyra, quien el 3 de junio de 1913 procedió a desmembrar la Parroquia Nuestra Señora del Rosario de Leones del Curato de la Asunción (Marcos Juárez) y a San Marcos Sud del Curato de San Jerónimo (Bell Ville) para formar con estos dos una nueva parroquia con sede en la Estación Leones, cuyo límite este bordeaba el interprovincial con Santa Fe, mientras que por el norte se extendía por las tierras de Cintra y Noetinger, pasando por el Litín, hasta llegar al Curato de San Justo. (1)

El 8 de marzo de 1914, al regreso de su primer viaje por Europa de tres meses y medio de duración, el presbítero Antonio Mosso se dirigió al Ilustrísimo Obispo de Córdoba y, a la vez que lo saludó, puso a su disposición los obsequios traídos, pidiéndole que legalice la petición entregada al Administrador General de Aduanas de Buenos Aires para dar paso libre a varios objetos religiosos traídos para esta parroquia: cinco cajones con estatuas, sagrario, estandarte, casullas, candeleros, una imagen de San José y otra de la Virgen del Rosario, que desde entonces preside la nave central de nuestro templo, habiendo suplantado a la anterior imagen de bulto.

La correspondencia mantenida por este sacerdote con las autoridades del Obispado de Córdoba, y las respuestas a las 40 preguntas del cuestionario de relevamiento del documento enviado por tal administración, dibujan un perfecto panorama del Leones de esa época, las falencias y las necesidades básicas no cubiertas de sus habitantes, a la vez que dejan al descubierto el alto grado de dificultad de este prelado -de carácter serio, adusto, severo, muy exigente y altamente confrontativo-, para llegar a la población, ni qué decir de sus relaciones con las autoridades, lo que se traduce en un bajo nivel de actividad y dinámica parroquial durante sus primeros años de ministerio en esta localidad.

El Obispo, la feligresía y las asociaciones parroquiales

La visita pastoral del obispo Fray Reginaldo Toro tuvo lugar el 19 de agosto de 1915. En esa oportunidad, el Obispo constató la situación de la parroquia y dejó su paternal y oportuno consejo asentado en un informe de varias hojas en el libro rotulado Visitas Importantes, donde constan la instancia de inspección, las llamadas de atención, advertencias y sugerencias para un mejor desempeño en la parroquia. (2)

Llámale la atención al Obispo, la cantidad de personas que fallecían sin los auxilios de la religión, las uniones civiles no legitimadas y los párvulos sin bautizar, lo que era catalogado por el párroco como conducta indolente de los fieles, pero no así por el obispo Toro quien le recalca:

Es obligación del Sr. Cura entregarse a vencerla y extinguirla del curato, usando la palabra persuasiva, celosa y llena de caridad hasta sacarlos de la culpable apatía… no cesar hasta lograr vencer la resistencia de quienes se rehúsan a legitimar sus uniones y recordar que la concurrencia de los fieles al templo reclama una acción permanente, consistente en exhortar, llamar, estimular… (Pues)…el pueblo que comulga refleja la laboriosidad de su párroco.

Además, el Obispo le aconseja al presbítero Mosso apoyarse en las asociaciones y comisiones parroquiales, cofradías y apostolados para ganar fieles y prosélitos que le ayuden en sus funciones.

En esta parroquia, ya existían las Cofradías del Apostolado de la Oración y la Piadosa Asociación de San Roque. En 1915, bajo la vigilancia y consejo del párroco, fueron fundadas Las Obras Pontificias de la Propagación de la Fe, La Santa Infancia y La Obra de Tierra Santa. En marzo de 1920, el Apostolado de la Oración, principal sostén de las obras de la Parroquia, organizó los grupos de la Doctrina Cristiana y catequesis.

Otro dato interesante es que en 1915, el padre Mosso asumió la dirección de la sección Leones del semanario La Familia Cristiana, principal órgano de comunicación de la Iglesia católica en la región.

Lámina por los 50 años de la Parroquia (1913-1963). Colección MuHLI.

Vínculos difíciles con la Intendencia

Muy interesantes son los enfrentamientos que mantuvo el presbítero Mosso con miembros de las Comisiones de Fomento y, posteriormente, con las autoridades municipales, especialmente con el primer Intendente de Leones, Ramón Infante. Al amparo de las leyes laicas que iban extendiendo la secularización y, en cumplimiento de la primera ordenanza municipal de 1916, el municipio delimitó los espacios públicos y reglamentó sus usos y administración.

Con respecto al cementerio, la autoridad parroquial perdió los derechos de administración del mismo, que pasaron al municipio, quedando reglamentada la distribución de las parcelas con criterio amplio, democrático e inclusivo, es decir, sin distinción de religión, ideologías o procedencia, siempre que hayan pagado el impuesto correspondiente y cumplido con todos los requisitos.

Por primera vez desde 1897, la primera ordenanza municipal de impuestos de Leones del año 1916 se encargó de reglamentar el servicio de velatorios y sepelios, los que no podían efectuarse antes de las 24 horas de la defunción o 30 mediando su causa, debiendo contar con la debida certificación extendida por el médico municipal.

Además, cuidando con mucho celo las cuestiones de salubridad e higiene, la ordenanza prohibía el ingreso de cadáveres al templo y las misas de cuerpo presente sin autorización municipal, la que sería negada si el occiso hubiese fallecido a causa de una enfermedad infecto-contagiosa, algo bastante recurrente por entonces.

Ante tal reglamentación, cáustico, punzante y mordaz, el presbítero Mosso reaccionó con toda su fuerza desde el púlpito y por medio de La Familia Cristiana, acusando a las autoridades municipales de masones, anticonstitucionales y de violar la libertad de culto y conciencia. (3)

La iglesia antes de ser revocada su fachada y renovarse el atrio. Colección Mollar.

El templo

En cuanto a lo edilicio, al poco tiempo de asumir sus funciones, el párroco cambió el cielo raso del templo y cercó con tejido de alambre el perímetro de la manzana correspondiente a la parroquia. Algunos años habían pasado y seguramente los consejos del Obispo habían logrado cambios en las relaciones con las autoridades y los habitantes influyentes del poblado.

Un vendaval había destruido parte de la capilla original, que necesitaba urgentemente ser reparada. El sacerdote, entonces, convocó a las fuerzas vivas a una reunión, que se llevó a cabo en la Sociedad Italiana con un lleno total, donde surgió una comisión encargada de los arreglos del templo, aprovechándose la oportunidad para su ampliación.

Fue así como, entre los años 1918 y 1919, contando esta vez con la ayuda de la activa comisión que se encargó de recolectar los fondos necesarios, el presbítero Mosso emprendió la obra de reconstrucción de la instalación originaria del templo y se concretó la ampliación anexándole las dos naves laterales. Dicha obra fue realizada por el constructor Valentín Venier, salvo los revoques exteriores encargados a Ángel Petrini, oportunidad en que también se colocó la campana grande donada por Olinto Lombardi. A su vez, se iniciaron arreglos en el atrio, que quedaron inaugurados años después.

Desde el 10 de enero de 1921 y hasta el 30 de julio del mismo año se hizo cargo de la Parroquia, en forma interina, el presbítero Miguel Mussi, pues nuevamente el padre Antonio Mosso se ausentó por seis meses en un viaje a Europa. A su regreso, no retomó su ministerio en esta Parroquia, sino que reasumió sus funciones en una iglesia de la diócesis santafesina.

En su breve desempeño como párroco, el presbítero Miguel Mussi, que supo ganarse el respeto y sincero afecto del pueblo y la colonia, bendijo la hermosa campana donada que ocuparía una de las torres y reforzó la Comisión Pro-Templo encargada del revoque y reparaciones del atrio. El 31 de julio de 1921 comenzó su obra el segundo párroco de Leones: Juan Damasceno Saravia Caminos.

(*) Docente jubilada del nivel secundario y superior, periodista e historiadora. Autora y co-autora de artículos de investigación y de libros sobre la historia de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario, biografías de sacerdotes y de historia leonense.

Fuentes, notas y referencias bibliográficas:

(1) Para leer el acta de erección, consultar Ghione de Fauro, Marta; Mollar, Margarita y Moroni de Bastino, Norma (2006). Nuestra Parroquia: estudio socio-antropológico sobre la Parroquia “Nuestra Señora del Rosario” de Leones (p. 71). Córdoba: Offset Nis de Talleres Gráficos La Moneda.

(2) Ver Ibíd., pp. 69-78

(3) Ver Ghione de Fauro, Marta; Mollar, Margarita y Moroni de Bastino, Norma (2006). Nuestra Parroquia: estudio socio-antropológico sobre la Parroquia “Nuestra Señora del Rosario” de Leones (pp. 75-77). Córdoba: Offset Nis de Talleres Gráficos La Moneda y Mollar, Margarita y Ghione de Fauro, Marta (2009). Génesis: reconstrucción histórica del proceso de organización institucional de Leones, con retratos culturales. Las primeras intendencias 1916-1930 (pp. 213-216). Córdoba: el autor.

Fotografía principal: Antonio Mosso, colección Margarita Mollar.

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