La Escuela de Artes y Oficios

Por Daniela Villegas (*) | Especial para MuHLI

A inicios del siglo XX, cuando en nuestro país se instalan las primeras fábricas, se comienza a notar la necesidad de mano de obra especializada, y es allí donde se gesta la idea de la creación de escuelas que satisficieran la demanda del mercado. Es así que, desde 1910, con la finalidad de preparar jóvenes para ejercer una profesión técnica, se crearon las escuelas de orientación profesional que brindaban una enseñanza fundamentalmente práctica. Esta decisión, muy atinada, no fue consecuente con la ubicación de los centros educativos. Muchas de ellas se instalaron en ciudades que carecían de industrias, lo que trajo como consecuencias la migración de los jóvenes egresados a otras ciudades y una baja matrícula.

En 1934, por la Ley N° 12.234, se trató de enmendar este error con la creación de nuevas escuelas emplazadas en centros industriales, por lo que sus egresados se incorporaron de inmediato en las actividades industriales locales. El objetivo: formar obreros y operarios especializados y calificados. Los estudios, de cuatro años de duración, comprendían una parte teórica común a todos y una práctica correspondiente a cada oficio.

En el Congreso de la Nación, en Buenos Aires, dos legisladores propusieron a Leones para erigir allí una de esas escuelas. La moción resultó válida, y por el decreto Nº 143.795, el 25 de febrero de 1943, bajo la presidencia del Doctor Ramón S. Castillo, se estableció la creación de una Escuela de Artes y Oficios en la localidad de Leones.

Así, con el nombre de “Artes y Oficios de la Nación”, y con don Antonio Graziano como director organizador (el mismo que había puesto en marcha la escuela de Artes y Oficios de Bell Ville) inició modestamente sus actividades el 29 de marzo de 1943 lo que es hoy el IPETYM Nro 256 “Libertador General Don José de San Martín”. Veinticuatro jóvenes entusiastas comenzaron a cursar las carreras de Técnico Motorista Agrícola y Experto Ebanista.

Entre el 1 de abril y el 20 de mayo de 1943, la escuela funcionó en el salón del Honorable Concejo Deliberante, cedido gentilmente por el municipio local.

A fines de mayo, se trasladó al edificio que ocupara la Escuela Provincial de varones “Diógenes Hernández”, cedido en préstamo por el Gobierno de Córdoba, ya que las instalaciones se encontraban abandonadas. Posteriormente, se concretaron los trámites correspondientes para el traspaso de los tres terrenos de la Provincia a la Nación (Ley N° 4846 Decreto 4569 serie B del Gobierno de la Provincia de Córdoba, aceptado por la Nación por decreto 6017/68).

El personal que acompañó esos primeros pasos: Antonio Graziano (director), Rómulo Bertozi (secretario), Félix Axel Pastore (maestro de enseñanza general), Natalio Falca (maestro de carpintería), Ángel Peiretti (maestro de mecánica), Federico Bichsel (maestro de herrería), Augusto Tovo (encargado de depósito) y Francisco Grosso (ordenanza). Los motores, ya estaban encendidos…

(*) Docente. Directora del IPETYM Nro. 256.

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